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The US is a safe haven for terrorists

Written by Subject: TERRORISM

an editorial of La Jornada in Mexico City:

Turns out the US hasn't declared war on all terrorists, just the ones
that kill Americans.

A US judge just let Luis Posada CARRILES, the former CIA operative
wanted in the 1976 bombing of a Cuban airliner that killed 73 people,
out of jail in New Mexico.

CARRILES, now 79, is the very embodiment of the international
terrorist. Born in Cuba he worked for the BATISTA regime's secret
police, informing on those loyal to CASTRO, before training as a
terrorist at the US Army's notorious School of the Americas in Georgia.

His exploits included bombing Cuban embassies around the world and
organizing the sale of drugs to purchase Iranian weapons for the
Nicaraguan contras - the crux of the famous Iran-Contra scandal of the
REAGAN era.

Yet rather than extraditing CARRILES to Venezuela, where he holds
citizenship, to stand trial for these crimes, the US set bail at
$250,000, which the terrorist networks in the Miami Cuban community
easily raised.

Now he gets to lounge around at his wife's house in Miami while
awaiting trial on the insultingly trivial charge of immigration fraud.

The White House is simply not about to allow one of its own terrorists
to face justice.

Such a blatant double standard has erased Washington's moral authority
in the war on terror.

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http://www.jornada.unam.mx/2007/04/20/index.php?section=opinion&article=002a1edi

Editorial

Luis Posada Carriles, terrorista de Washington
La excarcelación bajo fianza del terrorista Luis Clemente Faustino
Posada Carriles, decidida ayer por un tribunal estadunidense, pone en
evidencia la hipocresía del gobierno de Estados Unidos y la falsedad de
su pretendido compromiso en el combate al terrorismo internacional.

Nacido en Cienfuegos, Cuba, en 1928, este sujeto encarna mejor que
nadie más en este continente la definición de terrorista internacional:
informante de la policía durante la dictadura de Fulgencio Batista,
tras el triunfo de la insurgencia encabezada por Fidel Castro se
convirtió en experto en explosivos al servicio de las fuerzas
contrarrevolucionarias. Abandonó la isla en 1960, apareció en Fort
Benning, Georgia, Estados Unidos, en donde fue entrenado para realizar
atentados contra civiles, y en 1965 la CIA lo ubicó en Veracruz,
México, en donde pretendía colocar una bomba en un barco soviético.
Para entonces Posada Carriles era ya empleado de esa agencia de
espionaje, la cual lo envió a asesorar a los cuerpos represivos de
Venezuela, Guatemala, El Salvador, Chile y Argentina. En 1976 fundó el
Comité de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), que atacó a
bombazos oficinas y empresas cubanas en Portugal, Costa Rica, Jamaica,
Barbados, Colombia y Puerto Rico. En ese año Posada Carriles participó
en calidad de autor intelectual en el atentado contra el vuelo 455 de
Cubana de Aviación, en el que murieron 73 personas. Encarcelado por el
gobierno de Caracas, el terrorista escapó nueve años más tarde. Desde
entonces sirvió a los regímenes militares centroamericanos en tareas de
contrainsurgencia y participó en el complot organizado por el gobierno
de Ronald Reagan para abastecer de armas a los grupos
contrarrevolucionarios nicaragüenses, mediante una triangulación entre
narcotraficantes, la dictadura salvadoreña y agentes encubiertos que
adquirían el armamento en Irán. En 2000 fue detenido en Panamá y
acusado de fraguar el asesinato del presidente cubano, quien se
encontraba de visita en ese país, pero poco más tarde fue indultado por
Mireya Moscoso en su último acto de gobierno. A principios de abril de
2005 ingresó en forma clandestina a Estados Unidos y al mes siguiente
fue arrestado en Florida.

A pesar de la petición de extradición fincada por el gobierno
venezolano, Washington se limitó a fincarle cargos por delitos
migratorios, y con base en ellos permaneció encarcelado hasta ayer. El
tribunal a cargo de su caso le fijó una fianza de 250 mil dólares, la
cual fue cubierta de inmediato, lo que pone en evidencia el enorme
poder económico de los grupos terroristas cubanos afincados en Miami y
de los cuales el excarcelado forma parte.

El hecho central es que Posada Carriles recibe protección del gobierno
de George W. Bush, el cual se muestra dispuesto a impedir que este
criminal sea procesado por sus gravísimos delitos, en Venezuela o en
Cuba.

La razón es simple: a pesar de sus alegatos justicieros, la Casa Blanca
no va a permitir que uno de sus propios terroristas comparezca ante la
justicia. Y es que, en el pasado reciente, Washington ha sido el
principal promotor del terrorismo en este continente: bajo sus órdenes,
individuos como Posada Carriles hicieron estallar aviones civiles,
sembraron bombas en diversos países, desestabilizaron a gobiernos
democráticos como el de Jacobo Arbenz en Guatemala y el de Salvador
Allende en Chile, y participaron en crímenes de lesa humanidad como la
aniquilación de poblados enteros en Centroamérica. Para ello, la Casa
Blanca montó una maquinaria de guerra sucia en la que tuvieron un papel
destacado los sectores extremistas del exilio cubano en Florida. Esas
atrocidades siguen, en su gran mayoría, impunes, y la actual
administración estadunidense está empeñada en que permanezcan así. En
tanto no se deslinde de su propia inclinación al terrorismo, Washington
carece de autoridad moral para exhortar a la lucha contra ese ominoso
fenómeno.
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